Partiendo de la base de que toda mudanza implica esfuerzos y tareas ciertamente delicadas, hay algunas que lo son especialmente. La primera previsión, la que nos va a permitir tomar las medidas más adecuadas para nuestro caso concreto, es hacer una primera revisión en la que analicemos que tipo e enseres y objetos vamos a trasladar.
Está claro que no tendremos que actuar igual con las piezas más frágiles de nuestra vajilla que, por irnos al otro extremo, con el aparador de nuestro salón. En este momento vamos a fijar la atención en unos de los artículos que más dificultades nos pueden ocasionar, los objetos pesados.
Para empezar, conviene que calculemos bien la cantidad de estos enseres que tenemos que mover. Si es demasiado extenso, es recomendable que valoremos contratar los servicios de profesionales, aunque solo sea para que se ocupen de esta parte de la mudanza. Si, por el contrario, es una pequeña cantidad podemos encargarnos. Eso sí, tomando ciertas precauciones.
Los objetos pesados se deben empaquetar en contenedores pequeños, resistentes e identificarlo claramente. Se trata de poner todas las facilidades posible para poder mover estos paquetes, por lo que elegiremos siempre las cajas más pequeñas en las que puedan caber. Una medida que debemos aplicar, por ejemplo para los libros. Si metemos muchos juntos en una caja, será mucho más complicado cargarla.
Y, una advertencia que tiene que ver con nuestra salud. Levantar y mover objetos pesados puede ocasionarnos lesiones en la espalda o las articulaciones. Para evitarlo, siempre hay que flexionar las rodillas y mantener recta la espalda cuando nos agachemos para coger un bulto pesado.
Dias de mudanza 
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